Un cuento para ti.
"Amar es dar lo que no se tiene a quien no es" esa frase daba vueltas en mi cabeza por mas de una hora o dos ¿Quien sabe? no se trataba de un amor oscuro, como el de otras historias, no era la canción que te lastimaba, era la melodía cantada por todos los tiempos, la que habita dentro del alma, esas que pocos escuchan y que esta vez escuche.
Siempre he sido un loco irremediable del amor, siempre viendo a las estrellas como un astrólogo, temiendo a los magos y sus conjuros, últimamente le tenia miedo a uno en especial. A mi me parecía que cuando este mago resurgiera de las sombras, con su fulminante conocimiento acabaría con todo lo que yo, hasta ese momento, conocía, me da miedo la idea de que pudiera salir de entre las sombras.
Solo yo, sabia lo realmente tenebroso era la espera, salia al jardín y miraba el pasto, mi amor siempre a sido estrictamente platónico, siempre fui el aire que susurraba sigilosamente, el agua escurridiza de un riachuelo y, sin querer tropezaba con los ojos de la noche.
...podría mentirte nuevamente, pero no volver a engañarte. Te doy permiso para golpear, no volverás a dolerme. ¿Quieres irte? Por mí no te detengas, es imposible que te alejes más de lo que siempre estuviste. ¿Que no me quieres? ¿Que nunca lo has hecho? Honestamente, siempre lo supe, y aún así, te quise más allá de lo que debí quererte. Tu felicidad es saber que jamás voy a olvidarte, curiosamente, también es la mía; porque siempre recordaré a la persona que me enseñó a querer, así sin tapujos ni nada por el estilo ¿Quieres sinceridad? Aquí me tienes ¿Quieres venganza? Aquí me tienes de rodillas ante ti ¿Que esperas? ¡Ataca! Que no haré nada para defenderme...
De momento sentí una especie de piquete en mi corazón, como si una abeja trato de perforarlo, yo se lo asegure con palabras, se lo dije, le dije que nunca la iba a dejar sola, que haría que este fuera un buen mundo para ella, que nunca volvería a su oscuridad, que yo lucharía contra todos sus fantasmas que sus heridas eran las mías que las curaría con mis besos.
Ese día empezó con una tormenta, estaba dentro del salón, tomando la misma monótona clases, el profesor explicando y yo sin interés de entender. Mire a mi compañero a los ojos y sin querer le empece a contar un cuento para ti.
Yo era un niño, un niño como todos, hasta que un buen día las cosas en mi casa empezaron a cambiar. Mis padres me llevaban muy seguido al doctor. Cuando tenia 6 años el medico les dijo a mis padres con cara de preocupación, el nuevo diagnostico. "es un niño muy especial que sufre de soñar demasiado".
Fue en la escuela que empece a escribir, cuando tenia siete años, escribía cosas sin sentido, eso preocupo mas a mis padres, pero nunca dijeron nada. Crecí y sin querer empece a escribir de algo que nunca había conocido en mi vida: El amor.
Y tenia razón el medico, mi problema no era la poesía falsa que escribía, mi problema era mas fuerte y grave, pero esto lo descubriría años mas tarde. Creo que la ignorancia de la enfermedad que padecía se prolongo hasta los 17 o 18 años, me ocurrió algo parecido con otras de mis imperfecciones: Miopía.
Un día entre el gran festín que unos amigos de ideales hippies me invitaron a ser parte, un chico que no conocí, pero del cual aun recuerdo como era físicamente, se acerco a mi y me pidió que le contara una historia, la que sea.
Y fue ahí cuando lo mire a los ojos y le dije: Cuando eres pequeño, la noche da miedo por que se esconden monstruos bajo la cama. Cuando te haces mayor, los monstruos son diferentes. Falta de confianza en uno mismo, soledad, arrepentimiento... y aunque seas mayor y más sabio, te sigue dando miedo la noche. Dormir. Es lo más fácil de hacer. Solo...cierras los ojos. Pero para muchos de nosotros, dormir parece estar fuera de nuestro alcance. Queremos hacerlo, pero no sabemos como conseguirlo. Pero una vez que nos enfrentamos a nuestros demonios, nos enfrentamos a nuestros miedos y nos entregamos a los demás para ayudar. La noche no da tanto miedo por que nos damos cuenta de que no estamos completamente solos en la oscuridad.
Me miro por un rato, suspiro y me dijo "Somos adultos ¿Cuando paso esto?" Sonreí y le respondí con la sonrisa que pocas veces suelo mostrar ¿Y como haremos que se detenga?...
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