Onceava Pena: Ana
Me gustaría poder hablar de ella, pero ni mil horas me alcanzaría
para poder describir lo especial que era para mí. Era una chica muy guapa,
aunque muy pocos vieran su belleza, en realidad, muy pocos la conocían, era muy
inteligente, le apasionaba las personas que la envolvían con sus historias,
amaba los días nublados y gustaba por sentirse triste todo el día.
Nadie más la conocía, muy pocos chicos se
enamoraban de sus ojos y, cuando lo hacían, le regalaban una sonrisa de esas
que a ella le daban una razón para respirar.
Me gustaría compartir más cosas de ella, pero no, hablare del último día en que la vi, el último día en la que estuvo viva.
Aquella tarde era como a ella le gustaban; nublados.
Se había dispuesto salir con dos de sus amigas, recorrieron tiendas en busca
del vestido ideal para el verano, eran las seis de las tarde y las tres se
encontraban cansadas.
Decidieron tomar un café, ahí empezó el
final, tomaron asiento en frente del escenario, donde un cantante
compartía la nostalgia del lugar.
-Ana ¿Dónde iras después del verano?
-Mis padres quieren que los acompañe a la
casa de mis tíos en Monterrey ¿Ustedes?
Se quedaron calladas por un rato hasta que
una de ellas rompió el silencio.
-Me quedare en casa
-Yo igual, ya vieron que el cantante no
deja de mirarnos
-Él mira a Ana
-Claro que no
-Claro que si
Aquella tarde era especialmente triste
para Ana, llevaba dentro de su pecho un conjunto de emociones distorsionadas,
el futuro la agobiaba. El inicio de una nueva vida, las esperanzas e ilusiones
de un mundo mejor para ella. Se levantó al baño, se miró en el espejo y tuvo la
extraña sensación de mirar a alguien que pronto se iría, (¡Estas loca
Ana!) y se enjuago las manos.
Habían decidido terminar por hoy aquella
tarde, salieron y se despidieron.
-Cuídense chicas
-Tu igual
-¿Qué pasa?
-Siento que cuando regresemos a clases
seré otra persona
-Estás loca Ana, disfruta tus
vacaciones
Camino por sus calles, su ciudad era un
buen lugar para dejar pedazos de ella, de pronto, alguien la llama; era el
cantante, ella espera y él se acercó corriendo sin dejar de sonreír, Era más
guapo de lo que se veía en el café.
-Perdona, que te haya asustado, pensé que
no te volvería a ver
-No sé qué se dice en estos casos
-Lo primero que te venga a la mente
-¿A cuántas chicas les dices esto?
-Eres la segunda en mi vida ¿Quieres que
te lleve a tu parada?
-Si
-¿A cuántos chicos les dices que si?
-Eres el primero y quizás el ultimo
-¿Porque dices cosas raras?
-Para que nadie me entienda, para que
nadie me tome en serio y, sobre todo, para que las personas crean que soy
graciosa y no triste
Siguieron caminando, hablaron de las
calles: de las personas, de sus gustos por los días fríos y por las ganas de
seguir andando. El hablo de sus amores: la música y de la chica que quiso,
pero lo dejo.
-Yo también solo he tenido un chico que me
dejo atrapada en un cuarto sin salida
-¿En serio?
-Sí, el único que en una noche vio lo peor
y lo mejor de mi, supo mis miedos, me miro llorar, me vio limpia y, a pesar de
tener miedo por la triste aparición, no salió corriendo-hubo un silencio- al
menos no en esa noche, se fue quince días después
-¡Cobarde!
-Lo mismo pensé al principio, pero hoy lo
entiendo-suspiro- en su lugar hubiera hecho lo mismo
-Quizás me hubiera espantado, pero me
hubiera quedado, después de ver a una persona sin filtros, limpia como tú
dices, ya no puede haber algo más parecido a la intimidad, así puedes estar con
un millón de chicas, nada se compararía con ese momento-la miró fijamente- ya
no tendría miedo a una persona que no tiene miedo a mostrarse tal y como es
Hubo un silencio entre ellos, mientras la
ciudad seguía su rumbo.
-Quizás, solo sé que en algunos de mis sueños
ser valiente es su papel
-Eso es una canción
-Yo no dije que no lo fuera
-¿Lo extrañas?
-Al principio me llene de coraje y no lo
recordaba, pero una tarde cuando entre al lugar que solíamos ir-dudo decirlo- el solo olor del lugar me recordó a él, quería vomitar y en mi
cuello sentí un nudo y unas ganas de amarrarme el cinturón que llevaba puesto
-Lo quisiste como a nadie
-Quizás lo quise como no debía
Ana se detuvo en una esquina.
-Aquí pasa mi autobús
-¿Segura?
-Sí, ahí viene-señalando a lo lejos
Él le dio un beso en la mejilla y anoto el
número telefónico de Ana en una servilleta, Ana hizo la parada y se dispuso a
irse.
-¿Te veré después?
-No lo creo
-¿Porque?
-Tengo la sensación de que seré otra
persona después de las vacaciones
-Me gustaría conocer a la otra persona
Se quedaron callados.
-¿Te volveré a ver?
-Sí, nos volveremos a ver
-¿Promesa?
-Promesa
Ana subió a su camión, él la miro y le
dijo adiós, en realidad, después de esa despedida nadie la volvió a ver. Nadie
pudo darle una explicación a su desaparición, Ana dejo de ser ella y no estoy
seguro si se convierto en otra persona después del verano, pero lo que si se es
que no volvió jamás...
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