Treceava Pena: ¡Hasta Pronto, San Jerónimo!
Conmovido por la nostalgia, me dirijo a escribirle por primera vez a un edificio. Sin embargo, este no era un edificio común, en el se llenaron un sin fin de recuerdos. Hace unos días fue sacudido por un temblor, el cual produjo que por un momento no pueda ser habitable.
El edifico de San Jerónimo guarda un millón de momentos de mi vida. Momentos que nunca podrán ser remplazados, en el se quedaran intactas las voces, las risas, las clases, las charlas en sus pasillos y las bicicletas atadas en cada uno de sus rincones.
A mi mente viene la primera vez que entre ahí, lleno de esperanzas, de la ilusión de iniciar otra etapa de mi vida. No imaginaba todos los momentos que viviría, aun puedo recordar la sensación de andar por tus pasillos por primera vez.
Recuerdo el momento justo cuando entre, era la una de la tarde, había un sol incandescente, estabas llenas de personas que miraban a todos lados, en ese momento me sentí pequeño y a ti tan grande.
Puedo recordar las veces que llovía y mojaba tus pasillos, el olor a característico a cigarrillo que tenias, la luna llena sobre tu cielo, lo tenebrosa que podías llegar a ser ante la oscuridad. Tus salones pequeños en la cual tenias que llegar temprano para tener un buen lugar, esperar en tus mesas mientras llegaba la hora de entrar a clases.
Recuerdo los días de muertos, te trasformaban, te llenabas de vida y de flores de muerto. De los jueves culturales, de las bandas musicales que cantaban en tu patio. Del señor "¡Tortas, Tortas!" que recorría tu patio. La señora que pedía que le compraras gelatinas, la chica que vendía películas a la entrada de ti y lo difícil que era subir tus escaleras principales (Nunca puede acostumbrarme a ellas).
En ti encontré a las personas que forman parte de mi vida, aquellas personas que coincidí en cada uno de tus salones y me dejaron un gran aprendizaje. Cada una de las experiencias que tuve ahí son invaluables, pase cumpleaños, recibí noticias que cambiaron mis perspectivas de vida, cante, reí, recuerdo el ultimo día que fui a clases (antes de graduarme) curiosamente hubo mariachis y entonaron "Las Golondrinas", en ese momento te estabas despidiendo de mi.
Así me hubiera gustado despedirme de ti, recorrer cada uno de tus espacios por ultima vez. Es difícil saber que por un tiempo no podre volver a andar por ti, de llenarme de esa melancolía de los buenos tiempos, en donde sin querer un recuerdo me sorprendía. Y cuando lo hacia, sonreía y decía, "Solo viene al baño", aunque era mentira, vine a llenarme de energía, vine a recordar.
Me despido de ti, citando a Lisa Simpson o mas bien, cambiando un poema que ella hizo, creo que queda perfecto para ti y no creo que a ella le moleste. dice mas o menos así:
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